Misma sangre, misma entrega.


P
ocas veces en el Fútbol se da la coincidencia de que jueguen dos hermanos en el mismo equipo. Es un hecho insólito que,  a medida que subes de categoría, se va complicando por razones obvias: hay que tener las condiciones físicas, técnicas y psicológicas adecuadas.  Que una familia tenga la suerte y se dé por duplicado no es habitual. Que además sean canteranos y jueguen en el equipo de su Ciudad…  es para sentir muchísimo orgullo. 

L
o que más me llamó la atención de Jesús Nuñez el primer día que entrené, fue la seguridad que transmitía. Se suponía que venía a prueba, tras haber rodado por categorías de menos brillo pero de necesaria hombría. Realizaba los ejercicios con una entrega absoluta, con intensidad y sobre todo, con un dominio de las pulsaciones asombroso: no se ponía nervioso (a pesar de ser esa semana de descartes y fichajes).
Me acerqué, me presenté y hablamos. Me preguntó por mi función, por cómo realizaba los análisis… mostraba un inusitado interés por todo lo que rodeaba mi trabajo. La ilusión que transmitía hablando de “su Ecija” me convenció de que, por encima del devenir de la pretemporada, estaba ante un hombre que sabía lo que quería y además estaba dispuesto a morir por lograrlo. Era su destino, era su hora.

A
lejo “llegó” transcurridas unas semanas. Había oído hablar de él. Su pasado no hay que descubrirlo. Nos cruzamos en el pasillo del Poli, después de un entreno. Me presenté… él ya me conocía, sabía todo  lo que hacía desde hace años porque fue uno de los promotores de que los cursos de entrenadores llegaran a Ecija; estuvimos un rato largo hablando de fútbol, de que hay que adaptarse a las tecnologías, que si quería seguir aprendiendo sobre el Scouting, me preguntó por el Manual que escribí… era un entrenador en potencia. Preguntaba y quería saber de todo.

Muchos pensaréis que hablar de los hermanos Nuñez es hacerlo de la entrega en el campo, de la garra, del juego de choque marcando territorio y de ese grito que hiela la sangre del rival pero que enciende al compañero. Eso ya lo sabéis. Lo que quisiera transmitiros es que, aunque haya muchos tipos de jugadores, por encima del resto yo destaco a  los que no quieren estar sólo de paso en el fútbol. Los que aprovechan cada segundo. Aquellos que son tan inteligentes para aprender de los demás. Los que absorben de cada entrenamiento, de cada charla, de cada conversación todo lo que pueden. Este tipo de jugadores hacen mejores a los compañeros. Se informan y luego ayudan a los demás. Miran por el bien del equipo siempre. Protegen y hacen mejores al Club.

E
so es lo que más me gusta de estos dos titanes: su inteligencia y sus inquietudes por querer aprender. En unos años estarán sentados en los banquillos. Al tiempo.
 Los hermanos Alejo y Jesús  transmiten lo que son: buenas personas que van de frente, canteranos que ayudan al resto a sentir al Ecija Balompié, a la ciudad, buscando lo mejor para los compañeros, integrando a los nuevos, animando al que falla... Son así, sin dobleces, te hablan mirando a la cara y sabes que si están contigo en el campo, juegas con ventaja.

Pretemporada 2013 Écija Balompié

@JesusBotelloAD

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