Construcción de un Modelo de Juego,artículo escrito por Javi Blanco .


CONSTRUCCION DE UN MODELO DE JUEGO


Partiendo de la base de que el proceso de entrenamiento se debe sustentar  en el Modelo de Juego y éste  ha de basarse en la individualidad de los jugadores y de sus capacidades de interacción, ¿Cómo iniciaríamos su construcción? ¿Qué situaciones de entrenamiento propondríamos inicialmente?

El modelo de juego debe ser la base de todo y antes de iniciar el entrenamiento debe haber una base teórica sobre los comportamientos individuales-colectivos del equipo en todas las fases del juego. Debemos tener claro esos comportamientos para empezar a entrenar en especificidad. 
Los primeros entrenamientos son clave en la relación entrenador-jugadores. Ellos deben estar al corriente y saber qué queremos. Debemos trabajar el convencimiento y lo mismo en las sesiones prácticas. Crear entrenamientos con una complejidad muy baja en la que los jugadores siempre tengan éxito cuando llevan a cabo ese trabajo. 
En las primeras sesiones debemos atender los comportamientos colectivos, con prácticamente la totalidad de los jugadores e incidiendo en aquellos momentos y principios de juego que van a ser la clave de nuestro modelo. Es una forma de ofrecerle a los jugadores un ‘paisaje visual práctico’ para que vean en el campo qué es lo que vamos a ser. Conforme vayamos trabajando esos principios, la complejidad irá en aumento y con ello también la especificidad. Empezaremos a introducir más oposición y a trabajar de forma más sectorial para corregir comportamientos específicos de los defensas, del portero, de los delanteros, etc. 
La pretemporada es un tiempo esencial para crear un equipo de calidad. Es importante tener una hoja de ruta definida en la que tengas muy claro que principios y de qué forma los vas a trabajar semana a semana. Primero de forma global con poca oposición, más tarde aumentando el número de contrarios, luego trabajando de forma más sectorial… y todo esto claro, siguiendo el principio de progresión horizontal, incidiendo en ello en cada sesión y no preparando sesiones exclusivas para un principio o un momento del juego.

¿Cómo estructuras el Modelo de Juego de tu equipo?.

Tenemos que entender bien qué significa modelo de juego. Por un lado, hay que comprender que es algo inacabado siempre, es un circuito abierto que siempre se puede mejorar y que siempre está en constante evolución. Por eso tenemos que ser abiertos, flexibles y no trabajar basándonos en ciclos muy amplios (nada de macro-ciclos, ciclos anuales, etc.). Cuando empiezo la temporada y sé con los jugadores con los que cuento, la liga en la que compito y a los rivales que me enfrento, empiezo a definir ese modelo. 
Lo más importante es definir los patrones de actuación en las cuatro fases del juego (ataque, defensa y transiciones). Yo antes que de principios, hablo de momentos. Tengo que saber cómo quiero que mi equipo inicie el juego, como quiero que le de continuidad, qué va a hacer en el momento de la pérdida, en el de la recuperación, etc. Quiero manejar esos comportamientos globales y luego ir introduciendo pautas sectoriales e incluso individuales para tener el control en todos los sectores del campo. Por ejemplo, en mi equipo tengo un lateral izquierdo muy alto y con gran juego aéreo, como los centrales. Sin embargo, el lateral derecho es un jugador de menor talla, que no nos da tanta seguridad defensiva dentro del área. Así que cuando los rivales atacan por su zona, les dejamos la banda libre porque no nos preocupa que centren al punto de penalti, mientras que si atacan por el otro lado, los comportamientos defensivos variarán para no recibir centros en el segundo palo, a la altura de nuestro lateral derecho.

Rafa Pol en su libro expone que el exceso de acoplamiento entre jugadores, es decir, procesos de interacción muy rígidos pueden ser tan perjudiciales como la falta total de acoplamiento. ¿Cómo gestionas este aspecto dentro del desarrollo del Modelo de Juego? ¿Cómo fomentas la aparición de comportamientos flexibles y creativos? 

Con nuestra forma de trabajar es muy sencillo porque siempre dejamos que los jugadores tomen decisiones y que una misma tarea pueda atacar y defender. Nosotros tratamos de condicionar los ejercicios para que se den ciertos comportamientos pero son los jugadores los protagonistas de llevar tales comportamientos acabo y de decidir qué es lo mejor o lo peor según la situación del juego. Estas tareas, al ser abiertas, y al obligar al jugador a interactuar con sus compañeros para conseguir objetivos, van creando pequeñas y grandes sociedades y hacen que los jugadores vivencien continuamente situaciones que se van a dar en el partido.

TAREAS  

Las metodologías basadas en la complejidad exponen que para facilitar el proceso de aprendizaje i la auto-organización del jugador se deberá plantear situaciones abiertas, que permitan la exploración de soluciones múltiples  y creativas, donde el jugador será el encargado de encontrar soluciones diversas a la tarea sin necesidad de conocerlas de forma anticipada. ¿Cómo enfocas las tareas de entrenamiento?  ¿Utilizas técnicas de descubrimiento guiado o de resolución de problemas? ¿Qué información transmites a los jugadores antes, durante y después de la tarea?

Como bien dices, el objetivo de los ejercicios principales es que sean los jugadores los que vayan solucionando-descubriendo problemas. Nosotros marcamos unas condiciones que hacen que la tarea tome una dirección que nosotros deseamos pero son ellos los que tienen que tener y sentir el éxito. Trabajamos entorno a objetivos dominantes que pueden ser el contra-ataque, la salida de balón, el pressing en campo contrario, la organización defensiva, etc. Según el día de la semana o el momento, trabajamos esos ejercicios con más o menos jugadores (ejercicios sectoriales o globales) y en un mayor o menor espacio. Que trabajemos esos ‘momentos’ como aspecto dominante significa que hay otros ‘no dominantes’ intrínsecos al juego. Por ejemplo, si estamos trabajando el contra-ataque, antes estamos trabajando la organización defensiva y al recuperar, la transición defensa-ataque. Claro, que nosotros, vamos a crear unas condiciones que hagan que la resolución de esa fase defensiva vaya a ser más sencilla para que puedan vivenciar muchas situaciones de contra-ataque, pero en definitiva, salvo en momentos muy puntuales, el jugador siempre está atacando, defendiendo y transitando, además de ser él el protagonista una vez tiene el balón para tomar una u otra decisión. 
Sí, nosotros ‘condicionamos’ esas decisiones para que se tomen de una manera que concuerden con nuestro modo de juego pero las tareas son tan abiertas que tal modelo puede evolucionar en una misma tarea cuando ves que se dan unos comportamientos concretos que son efectivos y no tenías en la cabeza. 
Siempre tratamos de dar una explicación antes de la tarea para todos, clara, directa, en el que explicamos y ejemplificamos el ejercicio y explicamos para qué lo hacemos. Durante el ejercicio preferimos intentar no cortar demasiado para que el juego fluya y también descubrir así que errores son consecuencia de una dinámica concreta para, entre serie y serie, explicarles con más conocimiento de causa. Después de la tarea o se felicite o se hacen unas correcciones y a por la siguiente tarea. 

Para la adquisición de un determinado principio de juego es necesario que en la tarea se vea reflejado un buen número de veces, pero  aparte de esta vivenciación se hace necesaria la producción de una estructura intencional del comportamiento. En este sentido ¿cómo fomentas la reflexión en los jugadores?

Muchas veces damos demasiada importancia a la tarea en sí cuando no lo es tanto. Al fin y al cabo estamos recreando el juego que queremos que se dé el Domingo. Queremos crear un patrón con el que el equipo se familiarice y sobre todo que adquieran unos hábitos que marquen la diferencia en la toma de decisión de los partidos. Porque, en contra de lo que muchos dicen, en un partido no se piensa tanto. El partido es acción-reacción en todo momento y es por eso que hay que vivenciar esas acciones. El jugador puede comprender pero no ejecutar con naturalidad acciones si no están trabajadas de antemano. De ahí la importancia de crear hábitos de juego para cuando el jugador se encuentre en un momento en el que tenga que tomar una decisión, que no piense, ¡qué actúe! Y lo normal es que actúe de la forma que lo ha hecho cientos de veces durante las sesiones de entrenamiento.
Pero la reflexión del jugador va más allá de la tarea y también tiene que ver con el liderazgo de cada entrenador. Es nuestra misión que los jugadores crean en nosotros, que tengan la máxima información efectiva posible, sobre el entrenamiento, sobre el rival, sobre cómo vamos a plantear el partido, el por qué de las tareas. Estamos gestionando un grupo y necesitamos maximizar rendimiento y que el todo sea mayor que la suma de sus partes y para eso es necesario mantener una gran atención y estar siempre encima.

A través de la delimitación del espacio de juego podemos coaccionar los grados de libertad de los futbolistas para contribuir a que emerjan determinados comportamientos colectivos, ¿qué uso de das a esta variable?

Yo siempre presto más atención a los procesos cerebrales que a los procesos físicos. Y para mí, la delimitación de espacio tiene relación con el ‘feedback’ que quieras de los jugadores. Es una manera de condicionar y de manipular al equipo para encontrar respuestas determinadas. Por ejemplo, si quiero trabajar un nuevo principio de juego que el equipo desconoce, voy a darles espacio, tiempo y una gran superioridad numérica para que ellos vean el éxito que tiene ese principio de juego y empiecen a verlo como suyo hasta que vayan adquiriendo el hábito y reconozcan esas vivencias para aplicarlas en los partidos. Sin embargo, en otras fases de temporada, cuando hay grandes resultados y un modelo totalmente conocido, es bueno aumentar la complejidad, muchas veces incluso mismos ejercicios con menos espacio. El jugador ve que no es tan efectivo y conseguimos así que estén alerta y que vean que el equipo necesita el cien por cien de sus sentidos para dominar el juego. 
Por eso me hace gracia cuando escucho entrenadores que entrenan más o aumentan las cargas después de una serie de malos resultados. Lo que están haciendo es generar más desconfianza en unos jugadores que ya sienten esa desconfianza en uno mismo y en su equipo porque lo que hace no genera resultados. Después de una serie de derrotas, a veces es bueno desconectar, un día más libre y volver al principio, restando complejidad para que las tareas tengan éxito y los jugadores sientan que lo que hacen está bien y lo dominan. La mente es muy poderosa y esa es la variable de control más importante para un entrenador. Manejar el espacio y número de los ejercicios es un generador de confianza-desconfianza.

Autores como Xavier Tamarit i Jose Luis Arjol destacan la importancia de crear emociones y sentimientos en los entrenamientos, ya que la memoria recuerda mejor los acontecimientos ligados a una alta carga emocional. ¿Cómo fomentas la creación de estos aspectos emocionales en las tareas relacionadas con el juego?

ESTRUCTURA DE LA SESIÓN

¿A la hora de desarrollar un principio de juego o un objetivo en relación al comportamiento táctico como secuencias las tareas dentro de la sesión? 

Nosotros seguimos el principio de progresión horizontal. No estructuramos sesiones para trabajar un principio de juego único en una misma sesión salvo en ocasiones exclusivas. En los ciclos semanales, planeamos la forma de jugar y ‘visualizamos’ el partido para saber qué principios de nuestro modelo nos interesa trabajar y según los que sean, los ordenamos según el día de la semana. Lo que varía es el tipo de tarea de un mismo principio según el día de la semana que sea. Por ejemplo, si queremos trabajar la salida de balón jugada, el día de recuperación activa, lo trabajaremos aumentando el espacio y reduciendo la oposición, jugaremos con diez u once jugadores contra 5 ó 6 y además iremos corrigiendo errores del partido anterior e introduciendo variantes según al rival al que nos enfrentemos. Más espacio para que haya menos intensidad muscular y menos oposición para que no haya muchas transiciones y fases de recuperación de balón. Y jugamos con diez u once jugadores para que las correcciones sean generales y todos puedan escucharlas. Si trabajamos el mismo principio el miércoles, ya lo haremos con más oposición, en espacio grande pero adaptado al número de jugadores que haya en la tarea para que se repitan los ‘gestos’ a máxima velocidad y muchas veces que vamos a necesitar en el partido. Es un trabajo ínter-sectorial o global muy similar a la situación de partido pero condicionando el ejercicio para que se reproduzca mucho el objetivo táctico dominante. En las sesiones más próximas al partido ya trabajamos en espacios más reducidos y de forma más sectorial para que haya más especificidad y que cada jugador, según su posición, ínter-actúe con los de su misma línea y de forma muy repetida. Vamos siempre de lo más global a lo más específico. 
En todo caso, sí establecemos un orden según las fases de juego para que tengan sentido durante la sesión por lo que un día se puede incidir más en la organización ofensiva, pero trabajando distintos momentos, como puede ser la salida de balón, acciones de finalización y la transición ataque-defensa (creando un sentido similar al juego: iniciamos jugada, buscamos finalización, presionamos si no conseguimos finalizar).

 DISEÑO DEL CICLO DE ENTRENAMIENTO SEMANAL

¿Cómo desarrollas los conceptos tácticos dentro del microciclo semanal? ¿Qué repercusión o ventajas genera partir del todo para entrar posteriormente en situaciones más específicas?

Para organizar un micro ciclo, tenemos que tener en cuenta el partido que vamos a jugar la semana siguiente y el o los últimos partidos que hemos jugado. Conociendo al rival, tenemos que visualizar el partido que queremos y a partir de ahí escoger los principios de juego más importante. Por eso, la idea no es adaptarse al rival, hay que conocerlo para saber en qué queremos incidir dentro de nuestro modelo de juego. Por ejemplo, si juego contra un equipo que sé que se repliega de forma muy intensiva en campo propio y que busca transiciones directas y rápidas descolgando a muy pocos jugadores, pues esa semana, no voy a trabajar el contra-ataque porque sé que no voy a tener situaciones de contra-ataque. Tendremos que trabajar el ataque organizado, la creación de ventajas desde el inicio del juego, las acciones a balón parado ofensivas, la transición ataque-defensa, etc.
Cuando sabemos que principios y momentos queremos trabajar esa semana, tenemos que crear tareas en las que vivenciemos estas situaciones y organizarlas dentro de cada día de la semana según cuál sea. 
Para mí, dentro de esta forma de trabajar, es indispensable hacerlo de lo más global a lo más específico, ya desde la pretemporada. Primero, porque las interacciones se suceden entre todos los jugadores del equipo y sobre todo porque ellos tienen que conocer cómo vamos a jugar y cómo van a jugar los compañeros. Cuando tenemos ese conocimiento, lo que buscamos con el trabajo más sectorial es que las acciones a las que están expuestos en los partidos, se den muchas veces en una misma tarea para que estén preparados. Pero los movimientos de un jugador siempre están condicionados por los movimientos de sus compañeros, ¡de todos!

A la hora de diseñar el ciclo semanal de entrenamiento, la dimensión táctica y el juego deben de ser la guía del proceso?.

Por supuesto. Creo que eso es lo que queda claro de la entrevista, independientemente de cómo estructuremos luego los ciclos semanales y la organización del equipo. 
Tenemos que trabajar siempre en especificidad, en un contexto real y de una forma en la que los jugadores trabajen lo que más se trabaja en los partidos; la toma de decisión. Es una cosa que tenemos que tener claro para ‘creer’ en esta forma de trabajar: un jugador, en un partido, lo que más hace, no es correr, es tomar decisiones. En todo momento, hay que decidir si regateas o pasas, si pasas o disparas, si anticipas o repliegas y así durante noventa minutos. Además de que es la forma de entrenamiento de la que más rédito vas a sacar en los partidos ya que lo que trabajas es la organización del equipo lo que es fundamental para obtener puntos y competir. 
Esta forma de trabajar no solo aporta rendimientos ‘tácticos’. Es una forma de entrenamiento colectivo, en la que los jugadores ínter accionan, se conocen, se socializan, se relacionan y ¡juegan! Es una forma divertida, una forma real, el entrenamiento más justo en relación con las alineaciones. Esto parece obvio pero no lo es. Trabajando el juego, el que mejor entrena será el que más preparado esté para jugar. Cuando los principios del entrenamiento son físicos o técnicos, esto no pasa porque dominar aspectos condicionales no significa que dominen el ‘juego'.

Para más información, visita su blog: http://fcojavierblancobenitez.blogspot.com.es/

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